—Mi amor, desabrocha mi blusa y colócala en la silla...
—Si mi amor... —contesta el hombre.
—Ahora la falda; cuélgala en un gancho...
—Si mi amor...
—Mi brasier, sobre la silla...
—Si mi amor...
—Mis pantys... en el cesto de ropa sucia...
—Si mi amor...
—Muy bien —dice la esposa y agrega—:
y por favor, no te vuelvas a poner mi ropa: ¡¡¡travesti, MARIC@#&?#%&*#"!!!...
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