Uno de sus colegas lo observa con curiosidad y no pudiendo resistir le dice:
—Hola Luis, siempre te habías distinguido por ser un hombre serio y tradicionalista, pero noto que estás cambiando y a pasos agigantados...
—Oh no, es solo un arete... un pendiente que no cambia mi personalidad en absoluto —responde Luis.
—Ya veo, pero recién lo estás usando, ¿verdad? ¿desde cuando?
—Desde la semana pasada que mi esposa lo encontró en mi auto, ¡¡¡Y ME TOCÓ DECIRLE QUE ERA MÍO...!!!
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