—Disculpe señora, ¿se encuentra bien? ¿que está haciendo?
—Es que en el silencio de la noche, se pueden escuchar las melodías que entona la naturaleza...
—Y... ¿usted escucha las canciones del árbol? ... Tiene que ser broma ¿verdad?
—Por supuesto que no es broma: escuche —dijo la mujer indicándole que se abrazara al árbol.
El hombre se rascó la cabeza, miró en todas direcciones, y finalmente pudiendo más la curiosidad que la cordura colocó sus brazos en torno al árbol pegando su oreja fuertemente al tronco, mientras cerraba los ojos.
La dama rápidamente pasó al otro lado del árbol, le colocó unas esposas, le quietó la billetera el reloj, el móvil, le quito los pantalones, la prenda interior, y se fue riendo dejando al ingenuo medio desnudo.
Un poco más tarde llegó otro paseante nocturno, y al ver al hombre semidesnudo y esposado al árbol, se acercó y le preguntó:
—¿Que hace ahí? ¿Que le paso?
El hombre le contó la historia de lo que acababa de vivir, y el otro, conmovido, movió su cabeza hacia los dos lados, se colocó detrás de él, le levantó un poco la chaqueta, le dio un tierno beso en la nuca y le susurró:
—Ay precioso... definitivamente, ¡¡¡HOY NO ES TU MEJOR DÍA!!!...
Enviado por SUSANA
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