—Estimada señora: ¿Usted me conoce? ¿Sabe quien soy?
—Claro que lo conozco —responde la señora—: recuerdo que era usted el alumno más indisciplinado de mi clase de primaria, como estudiante y ahora como profesional ha resultado ser usted la mayor decepción que han tenido sus padres. Es usted un mentiroso manipulador; se cree el mejor cuando en realidad no es nadie; es abusivo; infiel con su esposa; cuando se emborracha se le voltean las chupas y se pone todo maricón... claro que lo conozco, y muy bien.
El abogado quedo aturdido sin saber que hacer y ante el silencio y las miradas escrutadoras de todos los presentes solo atinó a decir:
—Señora, ¿conoce usted al abogado defensor?
La señora dirige su mirada hacia el otro abogado y con mucha tranquilidad contesta:
—También conozco a ese granuja; a ese le decían Pinocho, no por su nariz, sino por sus mentiras. Sigue igual que antes, pero ahora además de mentiroso es tramposo, enredista y chismoso; vive borracho; le pega a la mujer; tiene 3 amantes; (una de ellas es la mujer suya Sr. fiscal); ese también es una vergüenza para su familia...
Los dos abogados se dejan desplomar sobre sus asientos, y la quietud sepulcral que ha quedado en la sala, es solo interrumpida por una discreta señal del juez que hace acercar a los dos abogados y en voz muy baja les dice:
—Que a ninguno de ustedes dos "#*XX&%#" se le ocurra preguntarle a esa vieja que si me conoce, porque si lo hacen, LOS MANDO A FUSILAR...!!!
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